Madrid, Valencia (2018-)
Vidrios rotos, pintura plástica.
Subsanación III
Subsanaciones lo conforman una serie de pinturas fruto de la experiencia de haber vivido precariamente en un piso de 30m2 en la ciudad de Madrid. Se trataba de un habitáculo con un espacio tan reducido que -al salir- la puerta del frigorífico chocaba con la puerta de la entrada. Mi jornada a tiempo completo en una empresa de montaje no me permitía otro tipo de vivienda que no fuera esta. Lo viví como un crecimiento personal al disponer de cierta independencia económica, pero con fuertes limitaciones. En esa habitación-casa estudié y pinté hasta que se agotó mi contrato.
Uno de los días, al cerrar la puerta de la habitación, un marco de aluminio que había conservado se cayó al suelo haciéndose mil añicos. Lo entendí como un aviso, la negativa absoluta de seguir mucho más tiempo en la ciudad. Recompuse los fragmentos de cristal como pude y me obsesioné por transformar la penosa situación, construir algo nuevo con estos materiales que otra persona encontraría despreciables. Los reflejos del cristal se aprecian mejor cuando se rompe. La superficie del objeto violentado brilla igual que lo hace una quemadura en la piel, la pintura como una herida que va sanando. Para algunas personas será una pintura desprotegida, o inacabada, para mí un reflejo fiel de la villa y corte.