Pintura, fotografía, dibujo digital.
La reja es un elemento de la arquitectura popular muy presente en el fenómeno de la autoconstrucción de los pueblos migrantes del sur del Estado Español. Es curioso que el enrejado se haya vuelto tan presente teniendo en cuenta que en la antigüedad había sido un distintivo de la realeza (del latín "reggia"/"regius":
palacio, perteneciente al rey). La cancela, por su parte, que es como se conoce en Andalucía a la decoración que divide el interior y el exterior de una casa, procede a su vez del 'cancel' de las iglesias (la estructura de madera que protege el interior y no deja pasar el viento) y del latín cancellare (cubrir de rejas). Su etimología está compartida con cancri (barrotes) que nos da la palabra cárcel. La diferencia material entre un palacio y una cárcel parece estar en la tosquedad de sus barrotes.
En Bonavista, barrio de la periferia de Tarragona en el que crecí, permanece aún este cerramiento en las ventanas de muchas casas. Su función es tanto decorativa y nostálgica como de seguridad y disuasión a posibles robos. Desde luego, su diversidad humaniza estos hogares y los dota de personalidad. Me hace preguntarme quién habrá encargado una reja con forma de sol naciente, u otra con un dragón en el centro, o la de formas serpenteantes. Este tipo de expresiones populares son claramente formas de resistencia a los planes y las normativas estéticas del urbanismo que forman parte, como la pintura o los azulejos, de lo que F. Hundertwasser defendió como derecho a la ventana.
A nadie se le escapará que la obra de arte también ha sido durante mucho tiempo una ventana por la que escapar. Reflexionando sobre ello, después de realizar una serie de fotografías y varios dibujos, se me ocurrió pintar en una tabla el diseño más sintético que encontré: una cruz blanca. El proyecto parecía quedar incompleto pero ha ido tomando contenido con el paso del tiempo. Desde 2015 la pieza me ha acompañado en todas las casas en las que he vivido. Tal vez sea sobre todo, una ventana familiar. Una ventana por la que no escapar, sino una ventana que acompaña.
La cancela blanca hace referencia a un momento de tránsito personal, por un lado a una etapa en la que sentí incomodidad con la representación y el arte figurativo, y por otro lado un momento en el que me encontraba investigando mis propios referentes en la historia reciente del arte abstracto. También puede interpretarse sencillamente como un icono de "cerrar ventana" del ordenador, ya que con esta pieza siento que se cierra un capítulo.
